Cuando el maestro Jose Luis Villavicencio me invitó a participar en este proyecto, y me dio el título del mismo “Modo Guerrero”, inmediatamente pasaron por mi mente recuerdos de los momentos en mi propia vida en que tuve que enfrentar situaciones que me han hecho encontrar ese modo de afrontar la realidad y seguir adelante. Y después me pregunté, cómo fue que yo llegué a encontrar mi “Modo guerrero”, y comencé una reflexión y revisión de esos momentos en mi pasado. Un recuerdo llevó a otro y otro, desempolvé fotografías, regresé a las publicaciones que hice en redes sociales años atrás, traje al presente algunas notas, cartas, canciones y memorias que hace tiempo no me detenía a revalorar.
En todas ellas me reencontré conmigo y con la evolución que he tenido de manera personal, pero también me reencontré con esas personas que fueron clave en esos momentos. Personas como mi madre, algunos maestros, mis mejores amigos, mi artista favorita o bien mis escritores preferidos y muchos otros. Y entonces, entendí algo muy importante, el “Modo Guerrero” no se genera solo, no es como comprar una armadura y ponérsela, no es solo despertar y decir hoy estoy en “Modo guerrero”.
El “Modo Guerrero” se va construyendo, y recibe aportaciones de todo nuestro entorno, de nuestras experiencias, de las personas que llegan a nuestra vida, de nuestra historia personal, de nuestra cultura. Y ese proceso de construcción de nuestro “Modo Guerrero”, no es algo sencillo, pues para realmente encontrar nuestra grandeza y descubrir de lo que somos capaces, es necesario afrontar todo tipo de pruebas, algunas muy dolorosas, otras complicadas, etc.
Es como cuando entras en un videojuego de aventura, cada nivel, cada logro, te da puntos y vas desbloqueando nuevos poderes, mejores aditamentos, nuevos avatares, nuevas formas. Así, cada vez que la vida nos da un revés, o nos pone en jaque, tenemos que usar todas nuestras herramientas, acudir a nuestros amigos, juntar todos nuestros puntos y conseguir más para poder superar ese nivel. Es difícil, muchas veces hay compañeros que no quieren apoyarnos, otras veces nos sentimos tan poderosos que no queremos que nadie nos ayude, o , al contrario, sentimos que somos incapaces de superarlo, cada circunstancia nos va a exigir algo diferente, pues si no fuera así, ¿cómo podríamos llegar a ser y superar algo distinto?
Imagínate vivir en una vida sencilla, donde todo es igual siempre, sería como estar inmerso en un bucle del tiempo sin poder salir de él y sin poder cambiar nada y revivirlo una y otra vez. Todo nuestro ser se atrofiaría. Por ejemplo si cada vez que jugaras futbol metieras goles sin encontrar ninguna resistencia. A lo mejor al principio te sentirías bien, “el goleador” pero después de jugar 3, 5, 10, 100 veces y no cambiara nada, te aburrirías. Tu mente se ralentizaría, pues al no encontrar resistencia en los oponentes, no tendrías que pensar en nuevas y mejores formas de esquivar, de acercarte, de tirar. En cambio si en cada partido, cambia tu oponente, eso te retará a esforzarte, a estudiar los movimientos del otro; ya sea para atacarlo, ya sea para aprender nuevas técnicas, y hasta para inventar otras no antes vistas. Si nada cambiara, si nada nos retara u nos obstaculizara en la vida, no aprenderíamos siquiera a caminar, hablar, pensar, todo sería un mundo plano y sin sentido.
Pero la vida, no cumple caprichos, estamos ya inmersos en este mundo que día a día nos pone pruebas en todos los niveles; y a veces, muchas al mismo tiempo. En un mismo día puede que tengamos que superar la dificultad para trasladarnos a un lugar, superar una pérdida, enfrentarte a una lluvia … Desde las cosas más sencillas como que se te olviden las llaves de casa, hasta las más complicadas como los daños ocasionados por un desastre natural o una guerra. Esto nos obliga constantemente a adaptarnos y encontrar nuestro “Modo Guerrero” y fortalecerlo cada vez más.
¿Qué es el “Modo Guerrero”? No es más que tu propia forma de enfrentar las adversidades para seguir adelante. ¿Todos lo tenemos? Sí, todos tenemos un “Modo Guerrero” pero el de cada uno es diferente, único y especial, por lo que tu particular “Modo Guerrero” será solo tuyo. Pero para que sea poderoso, debes aprender y retomar el conocimiento que te da tu entorno. Por ejemplo, si quiero hacer una armadura que resista el impacto de un proyectil, debo estudiar y conocer el “proyectil” al que me enfrento, para saber qué cualidades tiene y cuáles son sus fortalezas y debilidades. También puedo conocer a los que inventaron el proyectil así sabré más sobre cómo está estructurado, su alcance, su composición, el motivo de su creación, etc. Además, debo saber cómo hacer una armadura, quizá deba consultar a un ingeniero metalúrgico, aun herrero, leer sobre aerodinámica para tener un diseño funcional. Saber dónde y quien vende las piezas, cuáles son las de mejor calidad para mi fin. También deberé conocer cómo se podría mejorar una armadura ya existente; y, de acuerdo a mi propia experiencia, tomar decisiones sobre como la conformaré o adaptaré.
Para activar tu “Modo Guerrero” debes saber que: todo el conocimiento suma, todo el apoyo suma, y toda experiencia suma, aún las más dolorosas y las más complicadas. Por ello al inicio comenté la importancia de nuestro entorno, y de las personas en nuestra vida.
Si quieres encontrar tu “Modo Guerrero” o mejorarlo, date oportunidad de aprender de todo y todos los que te rodean, mira atrás, recuerda a esas personas que te inspiran, consúltalas si es posible. Retoma las frases, los detalles, todo lo que en algún momento te ayudó a salir de alguna dificultad, o aquellas cosas que puedes observar en el día a día y ve tomando nota de ello. La observación es el primer paso hacia el conocimiento y el aprendizaje, regálate esos minutos para detenerte y observar tu entorno, observar a las personas que te rodean, observar los sucesos que ocurren y los que a ti te ocurren en la vida.
No es nada por sentado, aun así pienses que cada amanecer o anochecer son iguales, si realmente pones atención a los detalles, te darás cuenta que hay muchas variaciones y que cada variación es una posibilidad. Seguro alguna vez has caminado por la calle inmerso en tus problemas y pensamientos, que no has reparado en aquél extraño que te deseó buen día, o en el niño que te sonrió al pasar; o ni siquiera volteaste al cielo a mirar la majestuosidad de las nubes; o tal vez ni te diste cuenta de lo fresco que se siente el aire matutino en tus pulmones. Hay tanto en nuestro entorno, tanto que nos llena, tanto de que aprender. Abrir nuestros sentidos nos hace reparar en cosas que antes no veíamos, nos ayuda a encontrar nuestro “Modo guerrero”.
Con todo esto, no quiero decir que el “Modo guerrero” signifique ser un sabelotodo y actuar como si tuvieras una varita mágica; no, nada de eso, el “Modo guerrero” es ese que se gesta a prueba y error, que investiga, que planifica, que aprende a desbloquearse, el que toma decisiones y aprende de ellas, el que actúa, no solo por actuar sino por ser.
“Modo guerrero” es cuando aceptas las adversidades y eres capaz de transformarlas en una posibilidad para crecer y ser mejor que ayer; sabiendo que siempre puedes modificar , construir o deconstruir tu “armadura” para adecuarla y someterla a prueba en la vida misma. Es el no perder el gusto por el aprendizaje y el conocimiento, es el no dejar de creer en ti.
En pocas palabras para mí el “Modo Guerrero” es un estilo de vida que te permite explorar y expresar la grandeza de tu ser. Vivir en modo guerrero es tener la disciplina para volverte el mejor estratega en tu vida misma.
¿Y tú, estás dispuesto vivir en modo guerrero?